ECONOMIA
Nació hace más de 80 años en Mar del Plata y quiere competir con los cafés italianos y suizos
Antonio Cabrales llegó a la Argentina desde Asturias, España, hace más de 85 años. En esa época, el inmigrante español solía buscar trabajo en la gastronomía. Así fue cómo ingre...
Antonio Cabrales llegó a la Argentina desde Asturias, España, hace más de 85 años. En esa época, el inmigrante español solía buscar trabajo en la gastronomía. Así fue cómo ingresó a trabajar en un comercio cafetero llamado El grano de café, que quedaba en el antiguo edificio del cine Metro, sobre Cerrito, en el microcentro porteño. La casualidad quiso que un tiempo después lo enviaran a la sucursal de Mar del Plata, donde a los pocos años fundó su propia marca de café.
Más de 80 años después, la emblemática empresa es dirigida por su nieto Antonio Martín Cabrales. “Todos los hombres en la familia tienen como primer nombre Antonio, por mi abuelo”, dice Martín, tercera generación a cargo de la empresa. “Mi abuelo fundó La planta de café (el primer nombre que tuvo la empresa) en Mar de Plata, cuando era el auge de los grandes hoteles y el casino. Era la ciudad donde veraneaban todas las familias tradicionales. La marca La planta de café sigue existiendo hoy, es la que más vendemos, que es el paquete dorado que está en los supermercados”, agrega.
Antonio Cabrales abrió el primer local sobre Rivadavia y Av. Independencia, en pleno centro marplatense, en 1941, e inició su negocio con ventas en restaurantes, bares y hotelería. El supermercado no existía en ese momento. Tiempo después, se sumaron los tres hermanos de la segunda generación familiar para expandir la marca en casi todo el país.
“De chiquito me crie jugando entre las bolsas de café de 60 kilos que se apilaban en la planta. Me acuerdo jugar con Germán y Marcos [sus hermanos] a las escondidas y treparnos a las bolsas. Los domingos se hablaba del negocio en la mesa del almuerzo familiar. Ahora dicen que no hay que llevar los problemas del trabajo a la casa, pero yo me crie escuchando hablar de los problemas y de las cosas buenas en casa. Todo el tiempo se hablaba de café. Hasta han venido proveedores colombianos a pasar la Navidad en casa en Mar del Plata”, dice Martín.
Actualmente, el 80% del café que se importa en la Argentina es de Brasil, pero desde la época en que Antonio Cabrales fundó la empresa, se mantiene la relación también con Juan Valdez de Colombia (el personaje emblemático del caficultor colombiano). La empresa también importa los granos de Perú, Costa Rica, entre otros países, y arma los blends.
“Nosotros hacemos el proceso inverso a lo que hace en general la Argentina, que exporta commodities todo el tiempo. Nosotros importamos la materia prima, el café, que cotiza en la bolsa de New York y de Londres, y le sumamos el valor agregado, lo industrializamos y tiene una marca principal, que es mi apellido, Cabrales”, dice el gerente general de la compañía.
“La Argentina no produce café, pero cuando me hablan de la calidad del café italiano, me gusta remarcar que Italia tampoco produce granos de café. Los importa de los mismos orígenes que nosotros. Lo que pasa es que los italianos son los reyes del marketing y hacen un buen café. Lo mismo pasa con Suiza, que tiene una marca con la imagen de George Clooney, que hace las cápsulas”, dice con picardía Martín Cabrales.
La marca argentina fue la primera en el país en comenzar a fabricar el café en cápsulas, cuando se vencieron las patentes de Nespresso y se abrió la tecnología a todos los productores. “El café argentino puede competir con Italia y Suiza. Tengo la tecnología, la fábrica, el capital humano, el conocimiento y la calidad del producto que se requiere para exportar. Importo la mejor calidad para poder exportar después un producto terminado que pueda competir con cualquier país. El tema es que se den las reglas de juego. Necesitamos de un Estado que marque la cancha, porque no se pueden exportar impuestos. Tenemos que ser competitivos”, dice el empresario.
“Me gustaría exportar más. Mi sueño es tener mayor presencia en Nueva York. Ya hay café Cabrales, pero me gustaría entrar en un bar y en vez de consumir café italiano, pedir café argentino con esa facilidad. Estamos un poquito lejos, y tenemos costos logísticos altos y mucha carga impositiva. Pero la Argentina tiene que incentivar las exportaciones, sobre todo los productos con valor agregado, porque hoy tenemos grandes oportunidades. El mundo requiere alimentos y nosotros somos productores de alimentos. Imagínense si exportamos con valor agregado”, dice Martín.
Entre las condiciones necesarias que debería tener el país para aumentar las exportaciones, que es la principal fuente de divisas, el empresario menciona la previsibilidad, para ser un país confiable, y tener una moneda fuerte. “Necesitamos también políticas de Estado, para que esté la tranquilidad de que, venga el gobierno del signo político que sea, no cambie las normas ni bien asuma. Para eso necesitamos ponernos de acuerdo en ciertos puntos básicos”, recomienda.
Consumo de café
El nivel de consumo de café en la Argentina todavía es bajo comparado con otros lugares. Mientras que en el país se consumen 900 gramos por habitante por año, en Brasil se desarrolló el mercado hasta llegar a los 4 kg por persona. “Finlandia está entre los 13 o 14 kilos, mientras que Italia consume entre seis o siete kilos por año por habitante. Estados Unidos también está entre tres o cuatro kilos. En la Argentina se consume café en las ciudades con mucha población, pero en el interior prevalece el mate”, dice.
La empresa vende el café a través de dos mercados. Por un lado, está el de “hogar”, que es el café que se toma en la casa y que se puede comprar en el supermercado, almacén o mayorista, y se consigue en cápsula, molido, en granos o saquitos de filtros, entre otros formatos.
Después está el mercado de restaurantes, bares, confiterías y hotelería, que es el mercado de pocillo. “Este fue el que más sufrió en la pandemia, obviamente, fue un canal muy castigado en ese momento. Pero ahora repuntó gracias al turismo y a que la gente sale mucho más que antes. La facturación está dividida mitad y mitad entre los dos”, dice Martín.
El empresario remarca que la Argentina “es un país lleno de oportunidades”, pese a que en lo económico vive sus crisis recurrentes. “La Argentina no logra implementar esas políticas de Estado, porque hay una discusión permanente sobre la coyuntura. La prioridad se volvió manejar el día a día, pero tenemos una economía con 50% de informalidad y la gente tiene miedo de emplear a alguien por la cantidad de juicios laborales”, dice.
Sin embargo, aclara que es un agradecido de la Argentina. “El país le ha brindado a mi abuelo, a mi padre y, si Dios quiere, a mi futura generación la posibilidad de crecer y vivir acá. Yo no viviría en otro lado, aun teniendo la posibilidad de vender la empresa, como varias veces ha surgido. Porque no es solamente lo económico, es una forma de vida. A mí me gusta ser Martín Cabrales, me gusta hacer lo que hago. No sé si lo hago bien o mal, pero no sé si podría hacer otra cosa”, concluye.
Fuente: La Nación
- Fecha 16.08.2023
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