Público y artistas locales conquistaron el Cocomarola en el Taragüí Rock

Después de la frustración experimentada el sábado, cuando la lluvia amenazó con sofocar la música, el corazón del Nordeste palpitó intensamente ayer en el anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola para disfrutar del festival de rock más anticipado.

La organización demostró previsión abriendo las puertas a las 15, una medida de seguridad necesaria que, sin embargo, no hizo más que aumentar la expectación.  

La lealtad del público fue épica: las entradas del día suspendido fueron honradas, creando una marea de fans que sabía que la recompensa llegaría. 

La grilla de ayer fue un torbellino de géneros, desde el poder de Deadgone y HDP hasta el sabor de Mango Dub y el cierre explosivo de Kachiporros, complementada por las bandas que no pudieron tocar el sábado, asegurando un espectáculo completo. El ambiente se cargó de optimismo cuando Beatriz Kunin, presidenta del Instituto de Cultura, compartió las renovaciones del Cocomarola: "Hemos transformado este espacio; la nueva zona de prensa y los camarines renovados son un orgullo para Corrientes y un adelanto de lo que será la Fiesta Nacional del Chamamé". 

El evento, más allá de la música, se siente como una declaración de principios: los músicos locales, con su calidad indiscutible y su público fiel, demostraron que el talento regional es el motor de la escena, no un simple acto de apertura.

Para los amantes del rock, la sensación fue de catarsis total; ver el anfiteatro lleno, vibrando al unísono, fue la confirmación de que su estilo musical resiste cualquier adversidad. 

El festival es mucho más que un concierto para Corrientes; es un motivo por el cual la cultura se reafirma y también la identidad artística de la provincia, demostrando que la pasión por el buen rock es tan inquebrantable como la necesidad de ver a sus propios ídolos en el escenario principal, justo antes de que la atención se desvíe hacia la Noche de los Museos y la inminente planificación del Chamamé.

Sin embargo, esta edición austera del Taragüí Rock 2025 se enfocó en darle un espacio preponderante a la escena local, con solo Baltasar Comotto y Emmanuel Horvilleur como figuras destacadas que cerraban anoche.

El recorrido sonoro propuesto es vasto, abarcando desde el metal, reggae y hip hop hasta el trap, blues, ska, indie y rock and roll, exhibiendo la amplitud de la música contemporánea. 

Como bien señalaron desde la organización, "este año, el escenario vuelve a ser testigo de la fuerza de la música de Corrientes y del interior, de su diversidad y de su proyección hacia el país y la región, porque el Taragüí Rock no solo suena, late con el corazón de Corrientes".

Kunin abordó directamente la expectativa de algunos asistentes por escuchar grandes figuras nacionales. 
La presidenta explicó que, si bien entiende el deseo, la misión del Instituto es clara: potenciar a las bandas regionales y jóvenes de muy buena calidad que necesitan apoyo para emerger.

"Nuestra misión también es poder potenciar todas estas bandas regionales, y, desde la Provincia, esa es parte de nuestra tarea", señaló, reconociendo que las condiciones económicas actuales limitan las erogaciones necesarias para traer a artistas de gran escala.

En un claro gesto de colaboración, la presidenta del Instituto de Cultura de Corrientes promocionó el Taragüí Rock en Misiones junto al ministro de Cultura de esa provincia, Joselo Schuap, además de la participación de grupos musicales misioneros que subieron al escenario mayor del festival.

"El Taragüí Rock es más que música; es un espacio de encuentro y hermanamiento cultural. La presencia de las bandas de Misiones es una muestra clara de la integración que buscamos potenciar en todo el NEA", afirmó la funcionaria.

FUENTE:REPÚBLICA DE CORRIENTES