Músico chamamecero
José Barrientos: "Tuve la suerte de estar con grandes artistas y amigos; soy un agradecido a la vida"
Durante su visita en esta ciudad pudimos dialogar con este baluarte e intérprete del acordeón. Se trata de Ramón José Barrientos, nacido el 3 de mayo de 1936, en Palmar Grande, en lo que hoy es el departamento de ...
Durante su visita en esta ciudad pudimos dialogar con este baluarte e intérprete del acordeón. Se trata de Ramón José Barrientos, nacido el 3 de mayo de 1936, en Palmar Grande, en lo que hoy es el departamento de General Paz, provincia de Corrientes.
Al relatarnos su historia, observamos que mantiene a sus 88 años una memoria prodigiosa. Criado en un ámbito rural, es hijo de Alejandro Barrientos y Felipa González.
Solo vivió cuatro años en este suelo correntino. Recorrió varios lugares como Puerto Tirol, La Escondida, Campo Largo, y Makallé, donde su padre, un aficionado de la música, le compró su primera guitarra cuando este tenía 9 años. De esa manera comenzó su vocación musical. Durante esa etapa de la infancia aprendió a dominar el guaraní, que actualmente conserva en sus labios y le permitió codearse con tantos provincianos que lo vieron actuar.
Por un corto tiempo su familia se radicó en la localidad La Gallareta, provincia de Santa Fe. Se afincaron en el km 101 de la línea de ferrocarril La Forestal. Ahí, José debutó como guitarrista acompañando a un acordeonista cieguito de apellido Martínez. Durante este lapso comenzó a practicar ese instrumento y después con otro que le facilitaba Diego Díaz, un primo de su papá.
Más tarde, su familia se radicó en la provincia de Chaco, que en aquellos años era territorio nacional. Junto a su hermano menor, Polo Barrientos, y Talo Fernández formó el trío Los Palmareñitos, incursionando por pueblitos del interior de la provincia, inclusive tocando en Pilar, Paraguay en época de carnaval. Allí se realizó su debut con un acordeón de dos hileras y ocho bajos.
Como era un instrumento prestado, su representante, sin entender mucho del tema, le compró un acordeón a piano que José, de manera autodidacta, fue aprendiendo. José debía pagarle el valor del instrumento con las actuaciones de su trío musical.
Cuando tenía 20 años, tuvo la oportunidad de viajar a la ciudad de Corrientes para visitar a su tío Francisco, que lo alentó para que se presentara con su conjunto en LT 7 Radio Provincia de Corrientes a ejecutar unas piezas musicales.
El problema era que no poseía su acordeón, entonces una amiga de su tío le facilitó un instrumento musical, que pertenecía al artista Fortunato Fernández, conocido por su relación con Eustaquio Miño y el dúo Vera-Lucero.
José estaba encantado por el sonido de las voces que salían de esa caja de madera. Primero les tomaron una prueba y, al terminar, el trío se presentó en los estudios de la emisora. Tras su actuación fueron convocados nuevamente en la misma semana y, en la segunda sesión, le pagaron sus dos interpretaciones, hecho que por aquellos años desconocían totalmente.
Hacia finales de 1956 se radicó junto a su familia en la zona de Boulogne Sur Mer, provincia de Buenos Aires. Allí, en ese pequeño reducto de provincianos que viajaban a la gran capital en busca de un mejor porvenir, fue conociendo a grandes amigos como el caso de Venancio Miño, Lindor y Héctor López, Oscar Suligoy, Ito Retamozo, Los Hermanos Colman, inclusive al acordeonista Fito Ledesma, que, después de verlo ejecutar el acordeón, lo tomó como uno de sus referentes.
Entre 1960 y 1964 integró el conjunto Aromas Campesinos, con Luciano Benítez en bandoneón –él le enseñó a escribir y leer música–, además de las agrupaciones Flor del Pilar y Los Peregrinos del Litoral.
La conexión con Pircas Rojas, difusor y defensor del chamamé, permitió a José Barrientos enseñar en una academia musical ubicada en La Boca para ganarse unos pesitos.
En el Salón Verdi actuó una temporada con su trío junto con las voces y guitarras a cargo de Los Hermanos Colman, los sábados por la noche. En una de esas presentaciones lo escuchó Blasito Martínez Riera,que estaba acompañado por Pedro Mendoza, dueño del baile, Ernesto Montiel y Cacho Saucedo. Mientras José Barrientos ejecutaba la pieza Villa Taragüí, de Ernesto Montiel, el señor del acordeón le dijo a Blasito: "Ahí tenés a tu futuro acordeonista". En esa misma noche, el bandoneonista misionero se acercó, lo saludó y lo invitó a formar parte de su conjunto. José, luego de hablar con sus compañeros, aceptó integrar su agrupación, que lo alentaron a no desaprovechar esa importante oportunidad.
El ascenso de su actividad
Junto a Blasito Martínez Riera, grabó en 1966 varios discos dobles para el sello Asunción, que algunos formaron parte del LP Chamamés de oro y, más tarde, para el sello Odeón registró el trabajo Calidad en chamamé. Por motivos laborales se tomó una pausa y en su lugar ingresó en acordeón otro palmareño de nombre Tilo Escobar. Una segunda etapa con el bandoneonista misionero se desarrolla entre 1992 y 1994, participando de varios temas de un disco titulado Aquí estoy de vuelta.
La carrera artística de José Barrientos no se paralizó. Después de encaminarse nuevamente en su senda musical realiza varios ensayos con su amigo Juancito Vásquez para grabar un LP con el conjunto Armonía Regional. El día de la grabación amaneció con una gripe importante. Sus compañeros le dieron una pastilla con un vaso de agua y lo subieron a un auto derecho a los estudios en Capital Federal. En varios intervalos de esa sesión le consultaban cómo estaba de salud, que sorprendentemente se fue mejorando. En un paréntesis, el conjunto salió a comer algo en un bar y nuestro acordeonista amigo se pidió una ginebra doble, que fue un motivo de risa por parte de sus compañeros.
Durante ese tiempo, Barrientos adquirió un instrumento de la firma Anconetani, que lo acompañó durante largos períodos. En 1975, gracias al contacto del representante Juancito Cabrera, aceptó formar parte del conjunto de Las Hermanas Leiva, voces femeninas de Herlitzka, departamento de San Luis del Palmar. De esa manera registró 3 discos hasta el año 1979. El dúo femenino volvió a los estudios de grabación durante la década del 90, cuando publicó solo dos cintas más.
Posteriormente, en 1980, inició su camino con su hermano Polo y los Hermanos González grabando el cassette Lazo de amistad para el sello Selton, que le pertenecía a su amigo Germán Torres. Tuvieron que pasar 17 años para que vuelva a registrar un material con su propio nombre titulado Notas de amor. Allí convocó a varios amigos como Martín Pérez, Elena Espinoza y Las Hermanas Leiva. El letrista Víctor Álvarez le entregó una obra que se titula Adolescencia chaqueña, que es una rememoración de los años vividos por este acordeonista correntino. Prosiguiendo con sus actividades, es requerido por Las Hermanas Vera para grabar el disco Simplemente, en 1987, junto a Ernesto Morocho Gómez, ejecutando su instrumento en provincias como Córdoba, Neuquén y Salta, por citar algunos lugares. También colaboró con otros colegas como el Conjunto Amistad, de los hermanos Porra; el bandoneonista Lindor López, Las Hermanas Barrios, el Conjunto Villanense, la cantante Adela Vidal, Litoral Tres y Los Hermanos Vallejos. Después de tener varios paréntesis en su actividad musical, decidió continuar en el conjunto de Yoli Leiva registrando grabaciones y actuaciones por toda Buenos Aires.
Con su propia agrupación registró varios trabajos más, por ejemplo un rescate sobre la obra de Tránsito Cocomarola; después, otro titulado Tibio sol de mi existencia y Un recreo musical del alma. También publicó sus memorias en un libro titulado Recuerdos. Como es un hombre activo, continuó trabajando en otros proyectos.
A los 78 años fue homenajeado en el Teatro Vera de la ciudad de Corrientes, el 18 de septiembre del 2014, en el marco del Día Nacional del Chamamé, por la Fundación Cocomarola, gracias a la loable gestión de Eduardo Molina y Coquimarola. Allí fue acompañado por el bajo de Lino Barreto y la guitarra de Roberto Rivero, e interpretó las piezas El lazo, La chajá y Matías Colman". El público que observaba expectante su actuación premiaba con aplausos los sonidos de acordeón a piano, y se despidió con el clásico Media hora de suerte.
Gracias a la gestión de Pedro Galarza, otro gran amigo de varios años, fue reconocido en su ciudad natal el 3 de mayo de 2015, por su aporte a la cultura. También en octubre de esa misma temporada fue homenajeado en un evento en la zona de Quilmes, gracias a la gestión de Mimí Ojeda y Mary Delbón.
José Barrientos vive actualmente en Los Polvorines, provincia de Buenos Aires. Es autor de obras como Mamita guapa, dedicado a su madre Felipa González; Volvamos a mi Corrientes, Notas de amor, Cabayú Overo, dedicado a su primo Rito González; Cuando baila el paisanaje y Aquí estoy de vuelta. También es un cultor que navega por la poesía en obras como Tibio sol de mi existencia, Un día de ausencia, Tú eres mi adoración, Dedico para ti, entre muchas otras.
Firmó sus registros con figuras como Fito Ledesma, Blasito Martínez Riera, Héctor Porra, José Cejas, Pablito Centurión y Martín Pérez, por citar algunos
El reconocimiento de los colegas
Abel Zamora y Yoli Leiva mantienen una estrecha amistad con este intérprete.
En comunicación con República de Corrientes, manifestaron lo siguiente: "Con muchos años de haber convivido juntos en el ámbito de la música, José tiene un conocimiento de música de manera particular, que tendría que ser más reconocido y notable. Es escasa la difusión de su obra y trayectoria artística, que muy pocos resaltan su figura dentro del ambiente. Como persona es muy humilde y tiene una grandeza como pocos. Un ser humano con conocimiento en todas las áreas. Es padre, hijo, amigo y subió en todos los peldaños de la vida. Es un gran lector y, con la experiencia de vida, es una persona completa".
Ernesto Morocho Gómez es guitarrista y cantor nacido en Quitilipi, provincia de Chaco. Al hablar sobre este intérprete, cuenta: "A José lo conocí en el Salón Princesa cuando integraba el conjunto de Blas Martínez Riera, y después lo veía actuar en el Salón Verdi, de La Boca.Más tarde establecí una relación más cercana cuando grabamos un disco con Las Hermanas Vera que se llamó Simplemente, y nos volvimos a encontrar años más tarde cuando integramos el conjunto de Yoli Leiva. Lo considero una gran persona y buen músico. Tiene una manera de ser muy propia y nunca podés estar enojado con él. Cuando lo escuchás interpretar, el instrumento parece que es una botonera; sin embargo, toca un acordeón a piano".
José Barrientos es un baluarte de nuestra música del Litoral. En sus dedos expresa el sentimiento regional en un chamamé.
Es un intérprete del instrumento con muy buen manejo de los bajos en su mano izquierda, que lo identifican fácilmente.
Hombre de familia que mantiene como base la unidad, demostrando siempre un buen humor y cordialidad en su trato.
"Tuve la suerte de estar con grandes amigos y grandes artistas. Mediante ese camino me conocen la mayoría; soy un agradecido a la vida".
Texto: Guido Rodriguez Fuente: República de Corrientes
- Fecha 11.11.2024
- Sección Ciudad
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