Artista Chamamecero

Quico Vallejos, un recitador entre la bohemia y el culto al saber

En su residencia blanca, ubicada en el barrio San Pablo de esta capital, Quico Vallejos recibió a República de Corrientes, quien, en un diálogo extenso, recordó a su padres correntinos: Gerónimo Vallejos, un...

En su residencia blanca, ubicada en el barrio San Pablo de esta capital, Quico Vallejos recibió a República de Corrientes, quien, en un diálogo extenso, recordó a su padres correntinos: Gerónimo Vallejos, un músico oriundo de la zona de San Cayetano, y Eulasia Ramírez.  Quico nació el 6 de marzo de 1955, en la ciudad de Corrientes. Al recordar este momento de profunda emoción, cierra los ojos y hace una pausa para retomar nuevamente la charla. Después de la fallida relación de sus padres, su madre se relacionó con Gregorio Lezcano, quien resultó ser, además de su padre adoptivo, una columna vertebral para él y sus hermanos. Con el paso de los años fue adquiriendo la educación y los valores familiares que lo formaron como persona.

"Mi madre decía siempre: seremos pobres, pero hay que ser limpios", explicó Quico en un momento de emoción. "Ella siempre nos inculcó lo mejor para mí y mis hermanos", aseguró. "Estudien porque el bien es para ustedes, pero no nos podía controlar y para mí cuando yo era chico, el bien era jugar. No soy un niño prodigio, todo me llega después cuando empiezo a recordar esa etapa, hoy estoy a tiempo", dijo mientras compartió unos mates y expresó su profundo sentir como lo solía hacer en el escenario como recitador. "Mi papá adoptivo era una persona de silencios, pero acciones positivas, con esa base fui creciendo", recordó.

La música llega a este recitador casi desde la cuna. En su memoria, Vallejos recuerda pasajes de su niñez cuando en la época de sus tíos maternos escuchaban las grabaciones de Tránsito Cocomarola con el Dúo Vera-Lucero, analizaban cómo hacían el juego de voces y como después se lamentaron cuando los vocalistas salieron del conjunto del Taita.

Desde muy chiquito quería  ser parte del ámbito artístico. Gracias a su hermano Mario, que era bailarín, lo llevó a la parroquia San Pablo a formar parte de una peña. Más tarde fue a un programa televisivo que se llamaba Pantalla infantil, en el naciente Canal 13 para bailar. Quico reconoció que era un mal bailarín. Fueron al festival de Santo Tomé, donde obtuvieron el primer lugar lo que les permitió viajar a Cosquín para representar a la provincia logrando el segundo lugar en 1974. "Me ponían atrás, pero igual participaba", comentó mientras sonreía.

Con 19 años, Quico se replanteó su situación y comenzó a escuchar a algunos decidores como Héctor  Gagliardi quien fue un destacado poeta, recitador y letrista del tango argentino, conocido por sus poesías y textos en lunfardo. Quico tiene sus libros. Sobre los decidores de esta región recordó a Ernesto Montiel, nacido en Monte Caseros, homónimo del Señor del Acordeón, pero conocido como Checo. Había pasado por Córdoba, y su padre lo había traído nuevamente a Corrientes. Mientras este último trabajaba en un laboratorio lleno de medicamentos, Quico le sacaba algunos poemas, tomando el modelo de su amigo Checo, adoptándolo como un referente. Hoy Checo es abogado y realiza actualmente estudios de posgrado. Como dijo Vallejos: "Traté de cultivarme de varias personas como el doctor Emilio Nazar, por ejemplo". "A esa gente intento  escucharla para seguir aprendiendo. Y si son mis amigos más linda mi patria, como dijo Julián Zini", agregó.

En referencia a los primeros años cuando comenzó a recitar, de a poco se fue moldeando. "Uno tiene que seguir buscando con el paso del tiempo. Pasado la etapa de Rudi Flores con Imaguaré, yo los conozco gracias a Eduardo Conejo Alegre", explicó. En un momento del encuentro, les sugieren para ingresar a un certamen de interbarrios y que lo iban acompañar. La sorpresa de Vallejos fue total, porque consideraba a estas figuras del chamamé de primer nivel. También se encontraba otro decidor como el caso de Omar Torres, que tenía una forma de decir los versos poéticos de una manera muy particular y era un referente. Torres, por pedido de Rudi, lo preparó a Quico Vallejos para ese certamen.

Mientras grababa su voz en un cassette, le recomendó que sacara lo que estaba mal, dándole pistas y se convirtió en su representante. El resultado final fue la obtención del primer lugar. "Nunca supe si el certamen lo gané por mi decir, o por la melodía que la interpretaban en guitarras Rudi Flores con Eduardo Alegre, ya que el público y los muchachos del sonido los conocían y respetaban", agregó. 

Emprender el rumbo

En aquellos años ya recitaba los poemas de Isidro Luciano Prado, por recomendación de Jacinto Mamut, un gran gestor cultural. Prado le pasó sus obras y Quico recitó El hijo estudiante en un encuentro de la zona de Chajarí, en la provincia de Entre Ríos. El poeta Isidro Luciano Prado era libretista de LT7 Radio Provincia de Corrientes fue encontrándose con otros entusiastas como el caso de Ciprián Hernández. Quico lo recordó en una poesía que dice: "De muchos soy preferido, para otros ni existo, pues siempre vuelo bajito, porque le temo a la altura,  y voy cruzando llanura, avanzando despacito". "Entiendo yo que lo que quiso decir Ciprián", nos explica, "es que a pesar de los obstáculos que siempre se presentan, él siempre fue avanzando. Te puedo asegurar que Ciprián fue mucho más popular en Buenos Aires, que en Corrientes, pero yo lo admiré mucho y fuimos muy amigos".

En un pequeño lapso de tiempo fue invitado por el binomio de Rudi y Nini Flores para acompañarlos en varias presentaciones en ciudades como Resistencia y La Paz. Vallejos agregó que es un admirador de Julio Cáceres. "Cuando él aparece en el firmamento con Los de Imaguaré y empieza a decir esos recitados que a muchos nos gustan, yo pensé que podría tener un lugar en el salón chamamecero porque lo mío estaba enfocado en eso, sin los conocimientos y la sabiduría. Comencé a trabajar como vendedor independiente", aseguró en su relato. De esa manera, comenzó su camino en distintas emisoras radiales manteniendo contacto con figuras como Juan Carlos Fernández, Raúl Corbalán, Carlos Munich, Roque Espíndola, entre tantos otros. "De esa manera, ellos fueron notando mi entusiasmo y de a poquito fui formando parte de programas radiales", agregó. 

En un ciclo que se denominaba Lo que el público pide y aplaude ya en su tercera etapa que era conducida por Miguel Ángel Fernández, viajaban al interior y leía los poemas. Con ese entusiasmo que lo caracterizaba, Quico Vallejos comenzó a estudiar locución para expresarse con claridad para realizar sus ventas. A la par de su actividad artística recorría la ciudad con un portafolio vendiendo automóviles. En una oportunidad, llegó a la casa de Alicia Vera de Luque, madre de un compañero con el que habían prestado el servicio militar juntos. Alicia le explicó que estaba en actividad en un grupo de teatro, ayudando a los jóvenes, y necesitaba un vehículo. Ella fue la puerta de entrada para Quico, quien después de decirle unos versos fue invitado a formar parte del teatro, adquiriendo los conocimientos por cinco años.

La locución y el teatro fueron una formación despareja, pero positiva al fin. La oportunidad llegó también cuando tuvo la ocasión de conducir el programa televisivo Litoral de mi gente, de Raúl Báez .

La radio, su otra pasión

En la radiofonía correntina comenzó con el ciclo Refugio de soñadores, posteriormente con Un buen chamamé. Desde febrero de 2025 volvió al estudio mayor de LT7 AM 900 Radio Provincia de Corrientes, en esa ocasión para presentar Casta chamamé. Al referirse a ese título, Quico lo explicó de la siguiente manera. "La palabra ‘casta’ fue una voz impuesta por el actual presidente argentino para él referirse a la gente vinculada con actos de corrupción, pero ‘casta’ significa reunión de personas. Como el primer mandatario utilizó ese término de manera despectiva o se entiende así, yo quise decir casta en el sentido que somos un grupo de personas que nos gusta en este caso el chamamé y que  podemos provenir de distintos ideales políticos e incluso religiosos. El punto principal es el chamamé, eso es lo que yo pretendía decir con casta chamamé. En más de una oportunidad tuve que dar las explicaciones correspondientes y a algunos no les cayó bien el título y a otros sí. Yo pretendo eso con Casta chamamé, pero sobre todo no por mí, yo consciente de mis faltas y dudas en mis conocimientos. Tengo una hendijita de luz que me permite saber quiénes son las personas a las que puedo invitar y que pueden venir al programa en vivo o por teléfono a darnos una cátedra que nos sirva. La idea es que nos vayamos a nuestras casas a descansar con algún conocimiento. Decía Sor Juana Inés de la Cruz: "Lee y conducirás, no leas y serás conducido", argumentó.

Un culto al saber

En la residencia blanca de este recitador existe una extensa biblioteca. Es por ello que, a la hora de entablar una conversación, observamos que él es un libro abierto, ya que no tiene ningún problema para hablar sobre historia, filosofía, religión u otros asuntos que se presenten. Aunque a pesar de que ya está transitando "los siete punto cero" como le gusta decir, Quico dijo una frase de un exdirector de la Biblioteca Real Española, Menéndez y Pelayo: "Lástima tener que morirme, cuando me quedaba tanto por leer, eso sucede conmigo. Tengo muchos libros y la mayoría de ellos me los regalaron. En su momento, Enrique Piñeyro me obsequió 11 libros, una pareja que pasó a residir a Europa me dejó 81 libros. Cuando me iba a la presentación de un  libro, siempre me lo obsequiaron. Un sacerdote, Antonio Caña, que es jesuita y filósofo, me había prestado 4 libros, después me empezó a regalar libros de filosofía y religión que llegaron a 600 ejemplares. Después me regaló un Corán, porque yo tenía la inquietud de saber por qué hay una parte de la sociedad en el Medio Oriente que se inmola. "Soy un producto de los libros que he leído, hay algunos que he empezado a regalar, porque sé que no voy a llegar a leerlos", puntualizó.

 El camino al doctorado

Cuando decidió estudiar derecho, en 1999, hubo en Corrientes un movimiento social: la gente reclamaba el pago de haberes y se concentraba en la plaza 25 de Mayo. "Había muchas personas que eran mis clientes, yo no pertenecía a ningún partido político hasta hoy, en todo caso apoyo a una persona que me ayudó mucho, sin pedirme nada si no porque soy chamamecero", explicó. En aquel momento había reuniones en la Legislatura, y por pertenecer a una FM pudo acceder a ese edificio y escuchaba a los abogados que hablaban en términos jurídicos. Después de adquirir una Constitución de la Provincia de Corrientes y otra nacional comenzó a instruirse. 

"Me hicieron una nota y una chica de comunicación social me consultó porqué no estudiaba, pero yo tenía una barrera, me consideraba grande y no había terminado el secundario". "Me hizo saber sobre una ley que, superados los 25 años, podía ingresar a la facultad rindiendo un examen. Me asesoré con Raúl Varela y su esposa María Inés Pérez, que me comunicó que la ley continúa vigente hasta hoy. Los dos se convirtieron en mis tutores porque me facilitaron los libros jurídicos para estudiar. Allí apareció nuevamente Alicia Vera de Luque, que era docente y me ayudó a prepararme.

Después de aprobar los exámenes y realizar los cursos previos y aprobar la primera materia pude convertirme en alumno regular. Esos pasos los tuve que dar por no haber realizado el secundario y aprovecho este medio para recomendar a todos los chicos que estudien y terminen el secundario, porque me queda un vacío muy grande. Es conveniente que los pasos se den como está establecido por el sistema educativo, alguien que tiene el sistema de conocimientos previos  estudia así. Yo fui haciendo lo que se llama en derecho per saltum, pero involuntarios por mi condición de bohemio porque quería ser artista, pero es necesario estudiar: el conocimiento es poder", finalizó.

Quico Vallejos es el ejemplo de una persona que a pesar de obstáculos continuó latente con sus sueños siendo un artista, un recitador de Trébol de Ases, entre tantas otras cosas, y jamás abandonó la inquietud de seguir aprendiendo. Hoy es un respetado abogado que recibió su diploma en 2015, manteniendo con entusiasmo esa máxima de que el saber no ocupa lugar.

 

TEXTO:GUIDO RODRIGUEZ

FUENTE:REPÚBLICA DE CORRIENTES

  • Fecha 07.03.2025
  • Sección Ciudad
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